lunes, 14 de septiembre de 2009

Dos grandes discusiones

Hoy en día impartir justicia es muy complicado, sino habría que preguntarles a los jueces de líneas y de sillas del US Open 2009. Dos grandes tenistas se vistieron de malos, dejando de lado la tranquilidad de sus juegos para descontrolarse y luego perder sus partidos.


En las semifinales de mujeres, mientras todos se sorprendían por la vuelta de Kim Clijsters, Serena Williams, quien no le rindió honor a su nombre, perdió el encuentro por una descalificación. La tenista estadounidense, al parecer, no aguantó estar perdiendo en su casa y se la agarró con uno de los jueces de líneas. Serena se encontraba 5-6 15-30 abajo luego de perder el primer set, realizó un mal primer saque y, cuando se disponía a sacar por segunda vez, escuchó el grito de falta de pie de una de las líneas, prendiendo la mecha de la dinamita. Al instante se escuchó una de las frases más fuertes de la menor de las Williams: “Te voy a matar”. Al oír esa amenaza, la línea no dudó en trasmitírselo a su superior, quien le aplicó una penalización a Serena, dándole de esa manera, la posibilidad a Clijsters de disputar la final del abierto de los Estados Unidos después de cuatro años de ausencia.

Por otra parte, en la mismísima final del torneo masculino, el tranquilo Roger Federer, que le ganaba a Juan Martín Del Potro en el tercer set por 5-4, hizo recordar al viejo Federer y discutió con el juez de silla. El argentino se había quedado con la duda del punto que le dio el game a Roger, por ello le pidió al juez si podría verificar el pique con el ojo del halcón. Federer, que ya se encontraba sentado cuando Juan Martín hizo la petición, saltó derepente y comenzó a gritarle al umpire, haciéndole recordar que ese pedido hay que hacerlo al instante. El árbitro quiso callar al mejor tenista de todos los tiempos, sin embargo este sólo siguió hablando pero, a diferencia de Williams, no recibió ninguna sanción al respecto.


Por esas reacciones que dan para hablar y sanciones que se pueden discutir, se le saca tarjeta roja a Serena Williams, por su pésima actitud dentro de la cancha, y al juez de silla del partido entre Federer y Del Potro, por no tener agallas para ponerle una sanción al suizo.

Martín Lizardo

Arbitraje bajo sospecha




Fue pésimo. El arbitraje de Gabriel Favale dio que hablar. Durante todo el primer tiempo le tendió una mano al equipo de Santa Fé, que para el minuto 90 ya contaba hasta con el codo del árbitro.
Un par de hechos claves que llevan a dudar de la honestidad profesional de Favale:
El primero y el peor: Fue sin duda el offside que le cobraron a Cabral. Picó claramente habilitado a buscar el centro de Buonanotte y metió la pelota adentro del arco de un cabezazo. Lo gritó. Porque valía, definitivamente ese gol valía. Pero no. Sin que le temblara el pulso, Favale lo anuló.
Segundo: Ariel Garcé cometió, luego de estar amonestado, dos infracciones que le habrían costado la expulsión del partido por una segunda amarilla que jamás vio en ninguna de las dos ocasiones.
Tercero: La plancha que le hizo el Bichi Fuertes a Orban era notoriamente merecedora de tarjeta roja directa. Lejos de que eso suceda, el árbitro continuó el partido sin siquiera advertir al jugador de Colón... el famoso "Siga, siga" mientras que el jugador "millonario" se encontraba tirado al lado del banderín de córner, fuera del campo de juego.Fue pésimo. Las tarjetas amarillas se hicieron invisibles ante los ojos de los jugadores santafecinos y su equipo permaneció con 11 jugadores, cuando debería haber quedado, por lo menos, con 9.
River no pega una. Y si le pega bien... se lo anulan.
Para que no se siga manchando el fútbol argentino con arbitrajes sospechosos y por su falta de profesionalismo y honestidad, se le saca tarjeta roja a Favale.
Agustina Commisso

Silbidos de furia y desilusión



Los silbidos de la gente de River y su cara de fastidio cuando lo reemplazaron dejó en claro que algo entre los hinchas Millonarios y Cristián Fabbiani se rompió. Ya no sobran como antes las ganas de aplaudir un taco o un lujo del “Ogro”. La gente está cansada de que el delantero salga más en las revistas de chimentos que en la tapa de los diarios deportivos y, el domingo a la tarde en el Monumental se lo hicieron saber.
No hay que responsabilizar solamente al ex Lanús, porque lo único que hizo el delantero fue pelear por ir al club del que es fanático. El hincha tiene mucho que ver en el por ahora “fracaso Fabbiani”, porque si bien el jugador hizo lo posible por estar en River, la gente tendría que haber esperado un poco más en ovacionarlo y en comprar máscaras de Shreck pensando en el “Ogro” como un salvador.

Nicolás Luchetti

Esto sí que no es Jogo Bonito


Sí, la foto es graciosa. Pero la dureza y perversión de algunos futbolistas en el campo de juego no. Y menos aún cuando no se toman medidas para castigarlos como se debería y los únicos perjudicados son los inocentes.
Aquella vez se omitieron primeros planos y se prohibieron repeticiones. Las imágenes, no aptas para cualquier telespectador, fueron censuradas por la televisión británica…
Esas imágenes expusieron en vivo y en directo la destrucción e inmediata deformación del desdichado pie de Eduardo da Silva.
En camilla, con oxígeno y el pie izquierdo literalmente hecho pedazos. Así se retiró del campo de juego el delantero del Arsenal, quien se perdió el resto de temporada de la Eurocopa.
Eduardo Da Silva saltaba en una pata, y no precisamente de alegría.
Se ve que Martin Taylor, jugador del Birmingham City se tomó muy a pecho las indicaciones de “atacar” que le dio su entrenador los minutos previos al partido. Y no esperó demasiado para ponerlo en práctica: el reloj marcaba apenas el minuto 2 y medio del encuentro, cuando intentó despejar el balón con una entrada casi asesina, criminal.
Y lo increíble: lo suspendieron por sólo tres fechas. Da Silva estuvo 358 días fuera de las canchas y casi le amputan la zurda…
Pero estas infamias ocurren desde hace mucho tiempo en el fútbol, y como ésta, hay miles.
El 16 de enero de 2005 ocurrió una de las más indignantes y por ende más recordadas del fútbol a nivel mundial: César Jiménez, central del Real Zaragoza, tuvo que abandonar el terreno de juego en camilla durante el partido frente al Real Madrid tras sufrir una dura entrada de Luis Figo en un balón dividido que le alcanzó de pleno en la rodilla izquierda cuando se anticipó al portugués.
Finalmente, Jiménez abandonó el fútbol profesional después de, según sus palabras, "haberlo intentado todo" para recuperarse de la lesión.
¿Y Figo? Figo ni siquiera fue sancionado.
Por semejante injusticia, tarjeta amarilla para todos los Comité que no toman medidas severas frente a jugadores imprudentes que arruinan las carreras de otros.

Agustina Commisso

jueves, 10 de septiembre de 2009

¡Grandes!

“Hubieran sido siempre chicos…

La imagen muestra al capitán Coloccini y el goleador Saviola besando la Copa del Mundo sub 21 en el estadio de Velez, una copa que pudo conseguirse a través de un equipo que se divertía jugando bien a la pelota, si, a la pelota y no al fútbol.

A menos de diez años de la conquista, no quedan restos de ese buen juego que caracterizaba al “equipo de José”. Después de ese 2001, quién no veía a esos “pibes” levantando la copa de los mayores, y quién se iba a imaginar que, años más tarde, la Selección argentina no tenga un patrón de juego.

Hoy los Saviola, D’Alessandro o Romagnoli están muy lejos de salir a la cancha con la celeste y blanca, hoy se está muy lejos de que los jugadores se diviertan con la camiseta de la selección, hoy, y duele decirlo, se está muy lejos de soñar con levantar una Copa del mundo.

… porque el estirón los hizo desaparecer”.


Martín Lizardo

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Dirigiendo por un sueño


No. No es la tapa del último número de “El Gráfico”. Aunque, con ese título... podría ser, ¿ no?

Hasta la foto podría ser muy similar, sólo que esta vez con la camiseta argentina atada hasta el cuello y sus manos cruzando los dedos.

Era noviembre del 2005. Se asomaba el Mundial de Alemania 2006 y Diego confesaba: “Sueño con estar en el Mundial”. Sin un cargo propio, él quería colaborar con el plantel, aportarle su experiencia.

Hoy, cuatro años después, su experiencia parece no servir de nada. Empezó su carrera como DT con el pie que mejor juega y esta vez no hace magia. Los malos resultados de la Selección Argentina no confirman un lugar del seleccionado en el Campeonato del Mundo y el avión a Sudáfrica se encuentra demorado para el equipo del “Diez”. Por eso él sigue soñando. Sueña con estar en el Mundial y reza por no perder el vuelo.

“Sería bueno tenerlo cerca”, culmina la antigua y errada bajada de la tapa.
Es que, al final... no está tan bueno.


Agustina Commisso

martes, 8 de septiembre de 2009

El retrato de un sueño



Y un día fue realidad... La tapa que soñó el propio Maradona, la tapa que ansió el fútbol mundial.

Maradona en la cresta de la ola, surfeando en el éxito, la imagen del rostro: mezcla de emoción y frenesí.

Tiempo después vendrían las causas por tenencia de cocaína, la exposición mediática, el oportunismo político, incluso del propio Diego para manejar el poder con el mismo quiebre de cintura que deslizó en la cancha.

Aquella tapa de El Gráfico fue la estampa del sueño realizado. Las manos tocando el cielo, el cielo cortado por la Copa del Mundo, ese trofeo tan ansiado por millones y millones de niños que en proteros desperdigados en cualquier sector de la faz de la tierra, deliran con ser como Maradona.

La sonrisa, el gesto de satisfación. En andas, con la celeste y blanca, olvidando por un rato las penurias de un país, y el llanto de los hinchas debajo del ardiente sol mexicano que se explayaba incandescente.

Maradona, la gloria, la Copa, el fútbol.

El retrato del sueño de todos, estampado por El Gráfico, visto en la sonrisa del más grande de todos con los brazos en alto...

Con el sueño cumplido. Con la Copa del Mundo, rendida a sus pies...


Nacho Damiani

El Beto y la pelota naranja


No había nacido, pero me acuerdo de las veces que mi viejo me contó de la tarde del Beto Alonso y la pelota naranja, de la cara de todos los hinchas de Boca y sobre todo la felicidad por la vuelta olímpica en la cancha de los rivales de siempre.


No pudo ir a la cancha porque en ese momento vivía en San Lorenzo, provincia de Santa Fe, pero se acuerda de la tarde del 6 de abril de 1986, tenía 28 años y ya era fanático de River. Siempre me recuerda de esa tarde la locura que sintió cuando por Radio Rivadavia escuchó el grito del segundo gol del Beto.


Ese hecho lo recuerda como uno de los momentos más felices como hincha y será por eso y por otras actuaciones del Beto, que cuando estamos en la cancha y vemos a los jugadores que están jugando con la camiseta de River, me dice: “si estuviera el Beto”.


Nicolás Luchetti